viernes, 24 de junio de 2011

de Niño Dios

he besado los revoltosos labios del eterno
me ama, me toca, desea
le juzgo, me quema.
me subyuga el pensamiento
entrelazado con musculo sediento cansado de luchar y su sexo
se entrega a mis piernas como niño casto, temeroso se enreda.
Dios desea la carne se exita, se vuela y moja la boca.
ah! de placer oscuro a privado a los fieles.

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